Todos la nombramos, pero nadie sabe a ciencia cierta qué es. Unos dicen que un movimiento patriótico, que intenta recuperar la chilenidad perdida; otros dicen que es una simple moda que pasará como el movimiento hippie, rock, entre otros; mientras algunos plantean que es un fenómeno mediático, que intenta abusar de la ignorancia de las personas. “Es bacán ser guachaca; ¡yo soy guachaca po!… entrevísteme señorita; ¿voy a salir en la tele?” me dijo un hombre, apostado en la entrada del local, de cabellos grises producto de la suciedad, con un jarro en la mano, el cual expedía un fuerte olor vino tinto a pesar de ser, apenas, las doce del día. Traía encima un chaleco que, en algún momento fue azul y que ahora, con algunos agujeros, denota el pasar de los años y la vida en la calle. “Ya pues, dama, yo le respondo lo que quiera”, siguió.
Ese era el mundo de los guachacas, su lugar de encuentro, el sitio favorito para beber vino a bajos precios, las veinticuatro horas del día. Este lugar, real y tangible, deja en evidencia un fenómeno que parece ser realmente representativo de sus adeptos. Sin embargo, para el periodista Julio Mundana, ex colaborador del desaparecido Diario Siete, la Cultura Guachaca, simplemente, no existe, ya que no constituye una cultura, sino una forma entretenida y peculiar de hacer negocios. Además señala que este fenómeno se aleja enormemente de lo que en sus inicios ha promulgado como la recuperación de la identidad nacional perdida con el correr de los años. “Para mí, la Cultura Guachaca de Rojas, es elitista, discriminadora y más ligada al marketing que a la esencia de la sociedad: son eventos y no una forma de ver la vida”, señala Mundana. Elitista se refiere a que se cobra por entradas y el precio de consumo es demasiado caro en eventos destinados al común de los chilenos, lo que claramente asegura que no todos pueden acceder a estos eventos, por lo cual, restringe el público objetivo al cual estaría, supuestamente, destinado la realización de dichos eventos, y por lo tanto este no sería un movimiento en pos de la unión popular.
Pensamiento que se contrapone a los de Dioscoro Rojas, cuando señaló, tras definirse la realización de la Fonda Guachaca 2005 realizada en Viña del Mar, que “en la ciudad jardín hay cuicos, pero también hay guachacas”, recalcando que los miembros de este movimiento pro chilenidad lo compone la clase media y baja. Pero, ¿no se estará discriminando a quienes tienen un poco más de recursos? ¿es éste entonces, un movimiento que intenta, realmente, unir a Chile? Respecto de esto, Rojas señala que “antes a las radios no me invitaban porque hablaba lento… esa es la discriminación; hasta me están comenzando a encontrar simpático… y todos se han comenzado a acostumbrar. Pero no tiene sentido… no hay nada que hablar, y en ese sentido, nosotros hemos sido respetuosos”.
Ese era el mundo de los guachacas, su lugar de encuentro, el sitio favorito para beber vino a bajos precios, las veinticuatro horas del día. Este lugar, real y tangible, deja en evidencia un fenómeno que parece ser realmente representativo de sus adeptos. Sin embargo, para el periodista Julio Mundana, ex colaborador del desaparecido Diario Siete, la Cultura Guachaca, simplemente, no existe, ya que no constituye una cultura, sino una forma entretenida y peculiar de hacer negocios. Además señala que este fenómeno se aleja enormemente de lo que en sus inicios ha promulgado como la recuperación de la identidad nacional perdida con el correr de los años. “Para mí, la Cultura Guachaca de Rojas, es elitista, discriminadora y más ligada al marketing que a la esencia de la sociedad: son eventos y no una forma de ver la vida”, señala Mundana. Elitista se refiere a que se cobra por entradas y el precio de consumo es demasiado caro en eventos destinados al común de los chilenos, lo que claramente asegura que no todos pueden acceder a estos eventos, por lo cual, restringe el público objetivo al cual estaría, supuestamente, destinado la realización de dichos eventos, y por lo tanto este no sería un movimiento en pos de la unión popular.
Pensamiento que se contrapone a los de Dioscoro Rojas, cuando señaló, tras definirse la realización de la Fonda Guachaca 2005 realizada en Viña del Mar, que “en la ciudad jardín hay cuicos, pero también hay guachacas”, recalcando que los miembros de este movimiento pro chilenidad lo compone la clase media y baja. Pero, ¿no se estará discriminando a quienes tienen un poco más de recursos? ¿es éste entonces, un movimiento que intenta, realmente, unir a Chile? Respecto de esto, Rojas señala que “antes a las radios no me invitaban porque hablaba lento… esa es la discriminación; hasta me están comenzando a encontrar simpático… y todos se han comenzado a acostumbrar. Pero no tiene sentido… no hay nada que hablar, y en ese sentido, nosotros hemos sido respetuosos”.
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